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No me fío de mi médico

hipocrates

No acabo de tener claro como  titular esta entrada… debería titularse no me fío de «mis médicos». Y es cierto.

¿ A quién podemos responsabilizar del deterioro de la relación médico- paciente? Vayamos por partes.

Hay gente que cree que la falta de confianza en los médicos la tienen series como «House», en la que se ejerce la medicina bajo el síndrome de Dios y sin tener en cuenta emociones, ni situación personal del paciente. Yo siempre que discuto sobre este tema acabo diciéndole a mis contertulios que si yo me encontrase en una casuística médica extraña me gustaría que en el equipo hubiese un médico que no se rindiese y ,aunque fuese por orgullo propio, resolviese mi rompecabezas.

Lo cierto es que «House» es ficción y pienso que como tal deberíamos tomarla, como un entretenimiento y nada más. A los hechos me remito; el otro día en «Juicio de parejas» (entretenimiento para los desayunos de fin de semana entre zapping y mermeladas) emitieron el caso de un «homiño» (hombrecito para los no-galaicos) que se pensaba que su mujer se iba a fugar con otra mujer porque era aficcionada a los culebrones. Lo más gracioso es que decía que su primera mujer le había dejado por «otra» porque los «veía». Con esto creo que queda bastante explicado que la gente puede llegar a creerse lo que quiera…sea lo que sea, relacionado con opciones sexuales, tratamientos médicos o hasta con la crisis económica (hace poco hemos tenido que escuchar a la famosa de turno decirnos que la crisis afecta más a los ricos que a los pobres, porque, al fin y al cabo los pobres ya estamos acostumbrados).

La sanidad privada también ha contribuido lo suyo a través de metodologías muy cuestionables en lo que respecta a marketing y tratamiento de los pacientes. Como experiencia personal puedo deciros que no volveré a pisar una conocida cadena dedicada a la salud dental…opinión compartida con la mayoría de mis amigos y conocidos.

Y, después de esta toma de contacto… me detendré en 2 aspectos fundamentales que han ido minando la confianza del paciente, siempre bajo mi humilde (y tal vez, equivocada opinión).

Existen médicos boicoteados por la clase política o algún lobby formado por compañeros de profesión. A alguna gente nos ha indignado ver cómo se ha abusado y se ha tirado de la cuerda (hasta romperse)  de la relación entre médico – paciente en el caso del hospital «Severo Ochoa». Y es que, si no nos creemos que acudimos al hospital para que nos atiendan una serie de profesionales que nos cuidarán, que utilizarán sus conocimientos para curarnos o aliviarnos…será mejor quedarnos en casa.

Nos han hecho pensar que acudimos a urgencias a que nos torturen y nos acorten la vida y eso es imperdonable, sobre todo porque no es cierto.

Pongámonos por un momento en la piel de un enfermo terminal, con fuertes dolores… nos gustaría recibir sedación, incluso para asumir con más tranquilidad nuestro destino final?

Sin embargo se ha destapado una «Caja de Pandora» que ha marcado un antes y un después en la aplicación de sedación  y paliativos en nuestro país. Enhorabuena a los que querían amedrentarnos porque lo han conseguido.

Por último, me gustaría contar mi experiencia personal al respecto de la atención médica más reciente que he recibido.

Lo primero que me ocurre en mis visitas médicas rutinarias es que no puedo contar con franqueza y confianza a mis médicos mi opción de vegetariana porque me bronquean, interrogan y ridiculizan. Como todo el mundo sabe, estos son los pilares para sentar una buena base en la relación médico- paciente.

He tenido que cambiar de médico de cabecera por motivos éticos. Tenía que haber puesto una reclamación, pero no lo he hecho porque la situación personal de cada uno no siempre nos facilita pasar de un «embolao» o otro constantemente. Tras solicitar un certificado médico, mi primer médico de cabecera (me abstengo de ofrecer datos concretos, ni siquiera el género) me realiza un examen general y mientras me cumplimenta el susodicho , el comentario es:

-Parece que estás sana…mientras no te líes con ningún «sidoso».

Creía que la palabra «sidoso» se había desterrado del diccionario de la gente en general, y mucho más aún en el gremio sanitario. La realidad es que en 2008 se seguía utilizando. Lo que este/a profesional no sabe es que hirió profundamente mi sensibilidad ya que he tenido contacto directo con entidades relacionadas con el tratamiento a afectados de VIH/sida.

Lo único que se me pasaba por la cabeza era pensar que esta persona nunca ha conocido a un enfermo de sida, ni ha pensado en la dificil situación médica y social por la que pasa esta gente. Y que tal vez se diese cuenta de las burradas que suelta el día que le toque de cerca. Es una pena que sólo aprendamos a base de golpes.

Resultado; cambio de médico de cabecera después de casi un año intentándolo.

En mi revisión ginecológica, situación especialmente delicada sobre todo para una hipocondríaca como yo, el/ la profesional que me atendió me comenta que cree que las «ecografías vaginales» gustan a las mujeres. Me quedé de piedra.

Sobre todo en un ámbito tan sensible a malentendidos, fue, como poco,  un comentario inapropiado. Creo que deberían de ser sus propios compañeros los que censurasen este tipo de situación, que afecta claramente a la confianza del paciente en esta especialidad médica.

Conclusión: cada vez nos fiamos menos de los médicos…y en este sector resulta un pilar fundamental para una buena armonía.medicina-alternativa-chica

Reflexionemos médicos insensibles, pacientes exigentes, políticos irresponsables,impresentables de turno de uno y otro bando … sobre el uso y abuso que hacemos de nuestra sanidad.

Cuidémosla para que dure, crezca y se fortalezca. Por una sanidad pública de calidad!